Baños en espacios públicos, ¿cuánto más hay que aguantar?
2. Accesibilidad
La mayoría de los países cuentan con normativas relativas al diseño de baños accesibles. Sin embargo, el control para verificar que los baños clasificados como “accesibles” cumplen la normativa es casi nulo. Esto hace que las personas que necesitan estos baños no puedan acceder, lo que supone una gran discriminación.
3. Asequibilidad
La tarifa no es siempre la misma para todos. En algunas ciudades, los urinarios utilizados por hombres son gratuitos y de libre acceso, pero las cabinas con inodoros, utilizadas mayoritariamente por mujeres y personas con movilidad reducida, son de pago. En otros casos, puede haber tarifas diferentes para mujeres y hombres dependiendo de si se necesita orinar o defecar. Todos estos criterios representan importantes discriminaciones. Una iniciativa interesante que las ciudades suelen descuidar es la existencia de mecanismos de pago solidario: los usuarios pueden pagar una cantidad extra por adelantado para cubrir a otra persona que no podría pagar la tarifa.
4. Calidad y seguridad
Existen grandes diferencias entre las ciudades. En el caso de América Latina, las infraestructuras suelen ser de baja calidad, sin agua continua ni productos de higiene, a menudo sucias y sin un buen mantenimiento. Esto contribuye a un círculo vicioso en el que, la falta de limpieza impide que la gente utilice los baños en lugares públicos; como apenas se utilizan, los municipios no invierten en ellos; como no hay inversión, la calidad se deteriora. La falta de mantenimiento también puede llevar a que el espacio sea menos seguro y, por tanto, menos utilizado por la población.
5. Aceptabilidad
Una de las grandes cuestiones en términos de aceptabilidad, privacidad y dignidad es la existencia de aseos unisex, lo que permite que las personas no tengan que elegir un aseo en función de su sexo. A nivel cultural, muchas personas expresan estar en contra de los baños unisex, por cuestiones de seguridad o privacidad. Especialmente las mujeres mayores dicen que no se sienten cómodas compartiendo los aseos con los hombres. Sin embargo, para la comunidad LGBTQ+, los aseos unisex podrían proporcionar un espacio seguro para las personas trans, sin obligarlas a elegir un baño en función del sexo. Para resolver este dilema, muchas ciudades han optado por convertir los aseos accesibles en aseos unisex, manteniendo así los aseos no accesibles divididos por sexo, pero ofreciendo un aseo unisex para quienes lo necesiten.
Un futuro con baños limpios y accesibles para todos
En los próximos años profundizaremos nuestro trabajo con las ciudades de San José y Barranquilla para mejorar el acceso a baños en los espacios públicos. Estamos mapeando más de 200 instalaciones en cada ciudad para entender los principales retos y encontrar soluciones. En colaboración con los gobiernos locales, las autoridades de salud pública, los proveedores de servicios, los reguladores y los diferentes grupos de usuarios, estamos diseñando medidas para crear ciudades con servicios de saneamiento más sostenibles, más saludables, más justas e inclusivas. En definitiva, ciudades mejores para todos, donde ya no tengamos que aguantar.